Los coches conectados están cada vez más presentes en el mercado automovilístico. Equipados con sensores, conexiones para tu smartphone o incluso WiFi, ¿están estos vehículos asegurados como los demás? ¿Cuáles son los peligros informáticos a los que están ligados y cuáles son los desarrollos futuros?
Hoy se habla mucho de los coches conectados, pero ¿qué son realmente? Los coches conectados son vehículos que pueden conectar sistemas de comunicación como dispositivos móviles (teléfonos móviles, tablets, etc.), o que disponen de un sistema Wi-Fi o Bluetooth.
Este tipo de vehículo se está desarrollando a la velocidad del rayo y se está convirtiendo en una realidad para los automovilistas. Los sistemas son cada vez más sofisticados y deberían conducir al coche autónomo dentro de unos años. Las tecnologías existentes en la actualidad tienen una amplia gama de usos y permiten mejorar la ergonomía de los vehículos, pero sobre todo garantizar la seguridad de los usuarios. Este sector de actividad es actualmente el tercero que más crece y debería seguir desarrollándose, señala Crestanevada Granada.
Hay tres tipos de conectividad en los vehículos. La conectividad a bordo permite que el vehículo tenga su propia conexión gracias a una tarjeta SIM integrada. La conectividad integrada es posible gracias a la conexión del smartphone para acceder a sus aplicaciones directamente en la pantalla del vehículo. Por último, la conectividad compartida permite que el smartphone y el vehículo estén conectados.
La alta conectividad de estos vehículos puede conllevar diversos riesgos para los conductores. Estos riesgos están relacionados con la informática en los vehículos. De hecho, la interconectividad de los coches es algo que puede ser peligroso.
Cada vez hay más formas de acceder a esta tecnología (Wifi, Bluetooth, puertos USB, etc.). Esto puede suponer muchos riesgos para el vehículo, sobre todo porque es posible tomar el control del mismo a distancia.
Los coches conectados dan a las aseguradoras la oportunidad de obtener información sobre los hábitos de conducción de sus asegurados. Por ello, los coches conectados permiten adaptar aún más el contrato a cada tipo de conductor. Geolocalización, velocidad, etc. Todos los datos sobre el comportamiento al volante pueden transmitirse a la aseguradora. La aseguradora puede entonces adaptar el contrato de seguro en función de los datos recogidos. Este tipo de seguro se llama «Paga como conduces». Sin embargo, las aseguradoras no buscan controlar a los usuarios, sino simplemente limitar los accidentes o permitir la ultrapersonalización de la prima del seguro.
Por último, hay que recordar que los coches conectados presentan riesgos de seguridad. Es posible «hackear» estos vehículos, y esto podría representar un coste para las aseguradoras. Por el momento, las compañías de seguros han establecido pocos contratos para este tipo de vehículo innovador. Noticias a continuación.